LA HONESTIDAD DEL ARQUITECTO

Desde mi pequeña ventana a un mundo que permite expresarse libremente y con claridad, quiero denunciar como la competencia desleal de determinados agentes (sarcásticamente se hacen llamar compañeros de profesión), destruye la honorabilidad  que históricamente se ha conocido en la persona del Arquitecto. El trabajo a cualquier precio, el desprecio hacia las buenas prácticas, las extrategias empresariales burdas, el tráfico de influencias, el uso fraudulento de información y un largo etc, pueden producir una falsa sensación de éxito. Ese éxito ansiado (para cada uno de vosotros la palabra tendrá afecciones diferentes) es algo efimero y vanal, sirve de excusa para traicionar otros valores que, para nosotros, en conciencia, son mucho mas importantes a largo plazo. Me gustaría concluir con un breve texto escrito por el sociólogo Emilio Duque acerca del estado de nuestra profesión:

"Frente a la crisis se dibujan en el colectivo de arquitectos dos tipos de propuestas: las centradas en la calidad, en un sentido amplio, y las centradas en el cierre corporativo y la defensa de posiciones dominantes, que mantengan la exclusión de otros actores en el sector. Las primeras me parecen del orden de las respuestas, las segundas reacciones. No reaccionen, respondan. Construyan nuevas alianzas con los usuarios, y para empezar hablen su lenguaje, o empleen traductores. Sepan que sucede en y sus edificios después de sus fotos, y emplee lo que aprendan de ese registro para hacer mejores edificios. Asuman el reto de la arquitectura sostenible, eficiente, ecológica, bioclimática o como quieran llamarla, como la posibilidad para generar mucha mas producto, mucho mas valor. Cambien su relación con el tiempo y recuperen y hagan mas densa su relación con el espacio, con lo local, con como sopla aquí el viento que extrae mágicamente el calor de mi casa, que me permite apagar el aire acondicionado, que me hace vivir mejor y les hace a ustedes, necesarios".


Nosotros ya hemos respondido y os recomendaría que lo hicierais también.
CarlosCebollero

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